Testimonios Ejercicios Espirituales

15.04.2014 13:08

TESTIMONIO 1: "Como un pez en su pecera"

 Con el asombro y el cariño con que un niño observa a un pez dentro de su pecera, así me contempla Dios en cada instante, amándome infinitamente, apostando por mí incluso en mis peores circunstancias.

Él me mira e intenta que le mire, que le vea en cada acontecimiento que pone en mi vida, que le toque en el que pasa frío, que le ayude en el que no sabe,...

Este fin de semana me dejé mirar por Dios y su mirada me habló al corazón.

Él me mira sobre todo y a pesar de todo, y yo ya no quiero dejar de mirarle.


TESTIMONIO 2: "La mirada de Dios"

Hay miradas curiosas, frías, antipáticas, de estima...y luego, está la MIRADA DE DIOS. ¡¡Que hermoso, y a la vez, qué libre se encuentra uno cuando se percata que Dios te está mirando en todo momento!! Quizá pueda parecernos en un momento dado "acosador", pero todo cobra sentido cuando descubres que eres PROYECTO DE DIOS.

Así he vivido estos días, en permanente búsqueda de esa mirada. Para ello, he tenido que viajar a esos recuerdos donde me he encontrado cara a cara con el Señor. De este modo, se elevaba una enorme plegaria de acción de gracias, por tantas personas que han pasado por mi vida, y que han hecho de "interlocutores" de Dios. El tiempo que han invertido en mí, los sufrimientos que he podido ocasionar, son la mejor rúbrica y expresión de amor que se pueda dar.

Es grande la deuda de amor que tengo, que solo puede pagarse con una dosis mayor de amor y fraternidad. Después de este fin de semana de retiro, y tras el congreso de Zaragoza, me dispongo con un corazón renovado y tocado a enamorarme de la miseria de otras personas. Los miserables, necesitan misericordia, palabras, tiempo,...

La conciencia me chirria, y creo que es una llamada importante de atención para salir afuera, para suscitar ese primer anuncio a tanta gente que el Señor ha puesto en mi vida, creando nuevos discípulos enamorados de la Buena Noticia de Jesús de Nazaret. Me pongo en camino, contigo, María, Madre, Virgen de Rus.


TESTIMONIO 3: "La Oración es hablar de corazón a corazón"

En el momento en el que vi que había ejercicios espirituales para jóvenes supe que tenía que ir porque estoy un poco seca, en mitad de un desierto, y me dije que esto me iba a ayudar a seguir, que era un buen momento para re-engancharme.

Cuanto más se acercaba la fecha me dije que en los ejercicios iba a desconectar de todo y a conectar con Dios. Pero cuando terminó el sábado, sólo había conseguido desconectar de todo. Las charlas de Alberto han sido fantásticas y el hilo conductor ha sido genial, he cogido muchas notas sobre las que pensar pero a las hora de meditar no conseguía abrir mi corazón o la concentración suficiente para poder encontrarme con el Señor. Por la noche en la oración cuando la gente daba su testimonio todos sacaban cosas positivas pero yo todavía no me había llenado del todo y no me anime a hablar, no encontraba nada de qué hablar y pensé que aún quedaba el domingo. Tras la oración, nos pusimos a cantar canciones en la capilla y en ese momento todos juntos reunidos cantando, que es una cosa que me gusta mucho hacer, me sentí genial, sentí la presencia de Dios, yo sabía que Él estaba presente , pero no lo pude sentir hasta aquel momento en el que nos pusimos a cantar delante del Señor. A la mañana siguiente en la meditación del Sr. Obispo me marcaron dos de la frases que dijo: " La oración es hablar de corazón a corazón" y otra que dijo el Papa en la pasada JMJ: "Pon a Cristo en tu vida".

Durante ese rato de meditación tuve un encuentro con el Señor que me ayudo a abrirme camino en el desierto en el que estoy para poder salir de él

TESTIMONIO 4: "¡Pon a Cristo en tu vida!

Una vez más, y como siempre, salgo con muy buen sabor de boca de los Ejercicios, en este caso sobre todo porque el hilo conductor de las meditaciones me ha ayudado a que cada día pueda ir descubriendo a un Dios todavía más cercano, que está en TODO lo que me rodea. En este sentido, me quedo también con que tengo que intentar ser capaz de mirar con los ojos que mira Dios, que solo es capaz de ver el bien por pequeño que sea, y no como yo que siempre suelo sacar a relucir lo malo de las personas. De este modo, me ayudó mucho cuando nos hablaron del corazón de Dios y su MISERICORDIA, no entendida simplemente como perdón, que es como normalmente me lo habían mostrado, sino como un corazón capaz de amar y enamorarse de la miseria que tenemos cada uno de nosotros. Finalmente, me quedo también con la frase del Papa Francisco en Río: "¡PON A CRISTO EN TU VIDA!", mediante la cual quiero que se convierta en una realidad, donde Jesús pueda tener una habitación en mi corazón, en mi vida, donde pueda alojarse y sentirse a gusto, como en Betania.


TESTIMONIO 5: "Misericordia y caridad"

Estos eran mis cuartos ejercicios, pero han sido diferentes. Estando rodeada de la naturaleza, era más fácil reflexionar sobre las meditaciones que nos daba Alberto, pensar cómo poner en práctica lo que nos decía. Muchas cosas estaban relacionadas con el amor: en pareja, pero también al necesitado, a través de grandes palabras como MISERICORDIA Y CARIDAD, que me han servido para poder meditarlas con un enfoque más profundo.


TESTIMONIO 6: "Necesitados de misericordia"

Estos ejercicios han sido maravillosos, un auténtico encuentro con Dios. Yo llegaba muy necesitado de la misericordia del Señor, obteniendo así lo que necesitaba.

Gracias a estos días, comprendo mejor que el Señor nos mira con ternura y de una forma cercana. Nos escucha y nos habla a través de las personas, los acontecimientos y todo aquello que sucede a nuestro alrededor. Y, ante todo, nos quiere igual que quiso a Lázaro. Dejemos que Él entre en nuestra vida y se haga su voluntad.


TESTIMONIO 7:

Decidí ir a estos ejercicios, y tras unos meses con los ánimos muy bajos, ha sido una de las pocas veces que puedo contar con los dedos de la mano que me he sentido feliz, como una gran sensación de seguridad. Y esta sensación de alivio ya me es familiar, me pasa siempre que voy a este tipo de cosas. La gente, el ambiente, las canciones, el tiempo, la manera de invertirlo...Dios; llamadlo como queráis. Muchas veces me cuesta arrancarme y animarme a estas cosas, pero cuando me decido, pienso que soy imbécil de habérmelo pensado, me siento afortunado de formar parte de esta gran familiar, tener la oportunidad de vivir esto, poder aprovechar este jugo de sensaciones tan maravillosas.